Premio Pritzker de arquitectura: nace la construcción “holística”
- T+
- T-
La nueva arquitectura debe ser un “hábitat holístico sostenible” que contribuye a la sociedad y a la construcción sustentable de ciudades, más allá de un mero elevamiento de vigas y cementos, o bien, enormes edificios sin sentido de espacio y menos diseño urbano. Así se desprende luego de los tres últimos premios Pritzker, conocido como el Nobel de arquitectura, otorgado hace unos días al indio Balkrishna Doshi, versión 2018; al chileno Alejandro Aravena, en 2016 y al japonés Shigeru Ban, en 2014.
Los tres han contribuido a la humanidad desde puntos de vista diferentes, pero todos potenciando la belleza de las líneas depuradas, un excelente uso de la luz, utilización de variados materiales y por sobre todo traspasando los límites tradicionales de su propia disciplina para aportar a los habitantes más desvalidos.
El indio recientemente premiado, Balkrishna Doshi, de 90 años y cuyo mentor directo fue nada menos que el propio Le Corbusier, tomó la decisión de trabajar por los ocupantes ilegales y transformar los refugios en viviendas. Sus construcciones llamadas Aranya tienen la capacidad de alojar a más de 80 mil personas, diseñando una red intrincada de pasajes y espacios públicos interconectados, que permiten la luz y la protección de la lluvia.
Por su parte, Alejandro Aravena ha construido a través de Elemental más de 2.500 unidades de viviendas sociales dignas, involucrándose además en el ámbito de las políticas públicas habitacionales y personificando al arquitecto comprometido con la sociedad, todo lo cual se refleja en sus escritos y diseños.
En el caso de Shigeru Ban, durante 20 años ha desarrollado proyectos que responden a situaciones extremas causadas por desastres naturales devastadores, con un diseño de alta calidad y creatividad. Sus edificios entregan refugio, centros comunitarios y lugares espirituales para aquellos que han sido víctimas de la destrucción en lugares como Ruanda, Turquía, India, China y Japón, por mencionar algunos.
Esta figura universal de la arquitectura social hoy es tomada en consideración por el premio Pritzker, creado para honrar a los arquitectos en vida, cuya obra demuestre una combinación de las cualidades de talento, visión y compromiso. Este galardón fue establecido por la familia Pritzker de Chicago a través de su Fundación Hyatt. El premio consiste en US$ 100 mil y una medalla de bronce, que es entregada en un lugar significativo del mundo.
En el discurso de aceptación al galardón, el arquitecto Doshi mencionó a su mentor Le Corbusier. “Mis obras son una extensión de mi vida, mi filosofía y mis sueños, intentando crear el tesoro del espíritu arquitectónico. Le debo este prestigioso premio a mi gurú, Le Corbusier. Sus enseñanzas me llevaron a descubrir una nueva expresión contemporánea, adoptada regionalmente para un hábitat holístico sostenible”, señaló.
El suizo Le Corbusier, considerada la figura más importante de la arquitectura moderna, definía su pasión como “el juego correcto y magnífico de los volúmenes bajo la luz”, pero no dejaba fuera la construcción sustentable. En este sentido, señalaba que “una arquitectura debe estar fundamentada en el correcto uso de los nuevos materiales como hormigón armado, vidrio plano en grandes dimensiones y otros productos artificiales. La innovación de las nuevas tecnologías constructivas está en su sostenibilidad futura”.
En 1926, Le Corbusier proyectó una arquitectura depurada, donde empleaba materiales de construcción sin disimularlos, sino más bien potenciando el uso de la luz a través de esa belleza de líneas sin adornos, libre de elementos superfluos, que genera amplitud espacial. Sus nuevas tecnologías constructivas abordaban los pilotes para que el jardín pasara por debajo de la vivienda, la terraza jardín como uso de esparcimiento sobre losas de hormigón, la planta libre sin muros, la ventana longitudinal a todo el ancho de la construcción y la fachada independiente de la estructura.